Para rematar ya el tema del laboreo del que os ha hablado José Manuel en el post anterior y que habéis podido ver en nuestro capítulo 16, os voy a contar lo que me sucedió a mí cuando planteé no hacer laboreo en las viñas centenarias de mi familia. Os hablo más o menos del año 1997 y 1998. Entonces yo terminé ingeniería agrícola y además dejé el ciclismo de competición, que había estado practicando durante 6 años, de modo que volví con más intensidad hacia las viñas familiares. Allí tenemos unas hectáreas al marco real (al cuadro), plantadas  a 1,6×1,6. Estas viñas, las habíamos estado labrando con la mula hasta el año 1995, que es cuando se murió el “Macho Rubio”, el último que mi padre tuvo para trabajar las viñas. Esto fue un hecho muy triste, a pesar de que ya era mayor…Entonces, estas viñas del cuadro, en las que no entraba el tractor las empezamos a labrar con el pequeño tractor articulado (agria) de mi tío. Pero yo a este tractor le tenía bastante manía, por peligroso y porque comparado con el Macho Rubio, pues no estaba a la altura. Por eso, labramos las viñas con este tractor sólo un par de años, hasta que un día, le dije a mi padre que no las íbamos a labrar más….Eso al principio sonó a sacrilegio y mi padre casi me echa de casa, pero en pocos años, el tiempo me dió la razón y las viñas no sólo no se secaron sino que mejoraron incluso, a pesar de que son viñas centenarias…  Así, desde hace 14 años, nuestras viñas familiares plantadas al cuadro, han estado sin labrar y hemos mantenido el suelo con otros sistemas.

Podría reconocer que en los primeros años de cultivo, la vid puede necesitar de un apoyo, siendo entonces  el momento en que el laboreo puede parecer más crucial. Estoy hablando de los primeros 5 ó 6 años, que es durante los cuales se desarrolla más rápidamente el sistema radicular de la vid…y pensamos en hacer laboreo para facilitar esta implantación. A pesar de esta apreciación, podemos ver como Francesc Capafons, en unos viñedos en laderas, con terrenos pobres y escarpados, está siendo capaz de criar viñas y no sólo sin laboreo, sino además, con plena competencia de las malas hierbas (bueno, perdón a Francesc por lo de malas, ya que sabemos que para él son de todo menos malas). Con lo cual, este pensamiento de que el laboreo es imprescindible para criar una viña, quedaría en entredicho.

Vid

Una vez superados los primeros años de desarrollo del viñedo, el laboreo parece todavía menos necesario, hasta el punto de que yo lo considero la peor forma de mantenimiento del suelo, independientemente de que algunas ventajas puede tener….

Pensando en todos los pros y los contras del laboreo, definitivamente yo me decanto por el no laboreo, principalmente porque:

1. Cuando labramos y está demasiado fresco el terreno (cosa bastante habitual en primavera), justo debajo de la tierra labrada y mullida, se produce compactación, formándose una especie de suelo duro e impermeable que se llama suela de labor.

2. Aumentamos la erosión y sobre todo en las viñas en pendiente que son muchas. Esto en algunos casos es dramático, pues en una viña de 80 años por ejemplo, puedes ver como se han perdido varios centímetros de terreno arrastrados por la escorrentía y por el propio apero de labranza.

3. A veces sacamos horizontes infértiles de abajo hacia arriba (cambiando lo que la naturaleza ha tardado varias eras en formar).

4. Rompemos raíces superficiales y a veces troncos y cepas enteras.

5. Gastamos más tiempo y más combustible (mayor coste y más huella de carbono).

6. En primavera aumentamos el riesgo de heladas.

7. Después de una lluvia, entrar a la parcela es más complicado por el barro (tened en cuenta que muchas veces es necesario entrar porque urge hacer algún tratamiento, o recoger la uva…).

Por lo tanto, como el laboreo no es imprescindible, lo mejor es prescindir de él (si se puede y os dejan).

¿Y si no labramos, cual es el mejor sistema?

Pues está claro, que si la climatología o el sistema de riego lo permiten, lo mejor es la cubierta vegetal, por ecología, por evitar erosiones, aportar materia orgánica, evitar compactaciones, permitir un más rápido acceso a la parcela después de una lluvia.

Vid

Sólo cuando la competencia por el agua sea excesiva, habrá que buscar la eliminación de las malas hierbas. Y en nuestras condiciones, en Rioja y en la mayoría de zonas españolas, lo mejor puede ser un sistema mixto, con cubierta vegetal hasta mayo o junio y eliminando esa cubierta con un herbicida lo menos agresivo posible, con siegas continuas o incluso con unas ovejas, como ya os contamos en el capítulo 5.

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